El beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA) es la medida del flujo de caja de una empresa, calculado como:
- Beneficio neto antes de impuestos + Intereses de la deuda a largo plazo + depreciación y amortización.
El EBITDA ofrece una ventana al valor de una empresa para posibles compradores e inversores, indicando futuras oportunidades de crecimiento para la empresa. Propietarios de empresas, compradores, inversores de capital privado y analistas de todo el mundo utilizan habitualmente esta fórmula para comparar la rentabilidad entre empresas y sectores similares, eliminando otros factores contables como la financiación o las repercusiones gubernamentales. Es una herramienta útil que ofrece una visión general del valor de una empresa y también puede utilizarse como alternativa al flujo de caja.
Un múltiplo de EBITDA compara el EBITDA anual de una empresa con su valor de empresa (VE) global, y también se utiliza para compararla con empresas similares mediante la siguiente fórmula:
- Múltiplo EBITDA = Valor de empresa / EBITDA
EBITDA normalizado
Las empresas privadas más pequeñas suelen tener que hacer ajustes adicionales al EBITDA para tener en cuenta los ingresos o gastos que no son típicos o recurrentes, así como los ingresos o gastos que están relacionados con el propietario pero no con la propia empresa. Esto se conoce como EBITDA normalizado o EBITDA ajustado.
El impacto del CAPEX
Los gastos de capital están relacionados con la compra de activos físicos o equipos por parte de la empresa. El coste se capitaliza como inmovilizado material y se amortiza a lo largo del periodo de uso previsto del activo. Los gastos de depreciación se suman a los ingresos netos para calcular el EBITDA, por lo que el CAPEX queda excluido.
Su negocio, nuestra experiencia: una combinación ganadora.
Aunque el EBITDA se utiliza habitualmente como indicador del flujo de caja neto, es importante tener en cuenta que el EBITDA no es igual al flujo de caja neto. Los CAPEX, o gastos de capital, reducen el flujo de caja neto de una empresa, pero NO se tienen en cuenta en los cálculos de EBITDA, ya que no afectan a las cuentas de pérdidas y ganancias. Además, a medida que una empresa crece, suele requerir inversiones en mayores niveles de cuentas por cobrar, inventarios y otros activos de capital circulante para contribuir a mayores niveles de ingresos. Esto incluye el mantenimiento o las mejoras de los equipos operativos, que varía según las empresas y los sectores. Estas inversiones suponen un uso de efectivo futuro y no se reflejan en los cálculos del EBITDA. Las empresas de servicios no suelen tener altos niveles de inversión en equipos operativos como puede tener una empresa de construcción o un fabricante.
CAPEX frente a OPEX
Con CAPEX, los gastos se contabilizan como activos fijos en el balance de la empresa. A menudo se utilizan durante más de 12 meses y contribuyen al valor global de la empresa, pero se depreciarán con el desgaste a lo largo del tiempo, lo que constituye un gasto no monetario. Además, existen deducciones fiscales para los gastos de capital, que reparten el beneficio fiscal a lo largo de la vida útil del activo, incentivando a las empresas a invertir en el futuro mientras siguen disfrutando de exenciones fiscales.
Los gastos de explotación (OpEx) se cargan inmediatamente en la cuenta de resultados como una salida de efectivo, lo que afecta a los ingresos netos de una empresa y repercute en su rentabilidad a corto plazo. Aunque los OpEx suelen ser deducibles fiscalmente, no tienen los mismos beneficios ampliados que los CapEx. Se trata más bien de las operaciones cotidianas de la empresa y de cómo se utiliza para mantener su buen funcionamiento.
Hay compras de activos relacionados con CAPEX que sí aparecen inmediatamente en una cuenta de resultados, como un vehículo de empresa. Aunque la compra del vehículo no se registra en la cuenta de resultados de ese año, otros costes, como el combustible, el seguro y el mantenimiento, se consideran gastos empresariales. Estos gastos también pueden verse compensados por el crecimiento de los ingresos derivado del aumento de la actividad de ventas con el nuevo vehículo.
Los gastos de capital pueden tener un impacto significativo en la situación financiera a corto y largo plazo de una empresa, por lo que las decisiones relacionadas con CAPEX son fundamentales para la salud financiera de la empresa. Es habitual que las empresas se centren en mantener sus niveles históricos de CAPEX para demostrar a los inversores que están comprometidas a invertir en el crecimiento de la organización, lo que siempre es bueno a la hora de vender una empresa porque contribuye a aumentar la confianza de los compradores, así como las valoraciones de la empresa. En cualquier caso, cuando se trata de gastos de capital, es importante pensar siempre en el panorama a largo plazo basándose en una captura de datos precisa y en la planificación futura.
Categories
Get These Insights Delivered Directly To Your Email
Explore our curated collection today and stay ahead of the curve in M&A.